Dios, Padre Nuestro,
Tú nos has manifestado tu amor
en tu Hijo, nuestro Señor Jesús,
que vino para servirnos y dar su vida por nosotros.
Te damos gracias por las maravillas que realizaste
Él escuchó la llamada de Jesús a seguirlo
y entregó su vida por los más pobres, los leprosos,
a quienes hizo recuperar su dignidad de personas humanas.
Animados por su ejemplo y confiados en su intercesión,
venimos a Ti con nuestras penas y dolores
con nuestros sufrimientos y padecimientos,
pero sobre todo con nuestras esperanzas,
Padre concédenos alivio y consuelo,
danos sanación para nuestro cuerpo enfermo,
danos curación para nuestra enfermedad:
(solicitar con inmensa fe lo que se precisa conseguir).
Que el Espíritu Santo abra nuestros corazones
ante la miseria del mundo,
entonces, como san Damián, te encontraremos
en los rostros de los marginados por la sociedad,
en los padecimientos de los enfermos,
en las necesidades de los menos favorecidos,
y podremos revelarles el amor que Tú tienes
para cada uno de ellos.
Bendito seas Tú, Señor,
Padre lleno de ternura y amor,
Tú que eres nuestro Dios, desde siempre
y por toda la eternidad.
Amén.
Glorioso y venerado San Damián
por vuestro amor y fe en el Señor
os entregasteis en cuerpo y alma
al cuidado de los leprosos de Molokai.
Yo, animado por la confianza que me inspira
tu valimiento poderoso ante Dios
y tu caridad hacia los más necesitados,
recurro con toda humildad a ti,
intercede para que mi petición sea concedida.
Llena mi corazón de amor hacia los que sufren,
y alcánzame un gran espíritu de fe,
y así poder gozar un día de vuestra compañía en el cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Así sea.
Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.
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